Opinión
A 168 años del manifiesto comunista y 120 años del socialismo en Argentina
El Presidente del socialismo en Río Negro, Juan José Tealdi, analiza el contexto socio-político mundial a más de 100 años de la llegada del socialismo al país.
Pasan muchas cosas en el mundo, la región y el país. Una sucesión de hechos de diversa naturaleza y de diversa influencia sobre las sociedades y el planeta todo. Lejos de nuestras fronteras, pero cerca de nuestra condición humana, hoy se desarrollan diez guerras que causan por lo menos 1000 muertes por año, como las de Afganistán o Somalia, a las que se suman otros 30 conflictos bélicos de menor intensidad como el existente entre palestinos e israelíes o entre India y Paquistán. Más cerca nuestro está la guerra contra el narcotráfico en México que pareciera estar entre las causales del crecimiento de las actividades narcos en nuestra región y en nuestro país, donde la existencia de grandes bolsones de pobreza aportan mano de obra y muertos en cantidades cada vez más alarmantes en los marcos de instituciones desbordadas, cuando no cómplices.
En otro orden, la Unión Europea comienza a resquebrajarse. El alejamiento de Inglaterra, el socio más influyente junto con Francia y Alemania, abre una puerta de impredecibles consecuencias, dado que la unidad ha tenido pocos ganadores y muchos perdedores: los trabajadores y sectores más humildes de cada país y países más marginados que otros como el conocido caso de Grecia. En los países de oriente cuyas economías crecieron vertiginosamente en las últimas décadas comienza a haber reclamos por mejor calidad de vida porque el derrame no llega nunca. En nuestra región se agotan modelos políticos que prometieron grandes avances alentados por los precios de las materias primas que, al retraerse, muestran la dura realidad de altos porcentajes de pobreza y sectores marginados, superiores al tercio de la población.
La unidad de acción y la pretendida búsqueda de igualdad de oportunidades entre naciones y dentro de cada sociedad son aún una deuda de la civilización. Los organismos institucionales internacionales, desde las Naciones Unidas para abajo, muestran grandes limitaciones para abonar ese camino y pareciera que las corporaciones económicas van ganando la batalla.
Las guerras, los negocios ilegales, los condicionamientos a las democracias, el crecimiento exponencial de pobreza y marginalidad en distintas partes del mundo seguramente tienen singularidades que las explican, pero siempre detrás de estos retrocesos sociales hay olor a petróleo, a minerales, a intereses de uno u otro laboratorio de productos químicos o del sector financiero.
No nos equivocamos si afirmamos que, desde el avance del proceso de globalización, dominado por las grandes corporaciones, con sede en las potencias económicas y militares del mundo, la población de todo el planeta ha retrocedido en su calidad de vida. Esto lo podemos observar a partir de dos indicadores indiscutibles: 1º) Las estadísticas de desigualdad mundial con cada vez menos ricos muy ricos y más pobres muy pobres. 2º) El avance del asesino letal de la vida en el planeta: La emisión, por parte de las potencias centrales, de gases de efecto invernadero que afectan la capa de ozono con graves e impredecibles consecuencias.
La lucha por un mundo más igual: Ayer el proletariado, hoy los indignados.
Entre el siglo XIX y el XX surgieron movimientos y partidos de la clase trabajadora en todo el mundo -como el caso del Partido Socialista de Argentina, el 28 de junio de 1896– como respuesta a la ilimitada explotación del trabajo humano del sistema capitalista en su etapa de crecimiento basado en la producción industrial.
El socialismo en sus diferentes formas prácticas y con sus diversos intérpretes ideológicos nació para cambiar un sistema injusto y explotador por otro justo y distributivo. Tuvo éxitos y fracasos que aleccionan a las generaciones actuales. Muchos países alcanzaron el llamado Estado de Bienestar que se esfumó en los últimos 25 años. Otros, con grandes sacrificios, creyeron construir la sociedad ideal y terminaron avasallados por dictadores que torcieron el rumbo inicial. Nuestro país tuvo momentos de grandes conquistas a lo largo del siglo XX, que hoy están en retroceso.
El mundo de hoy ya no es el de los proletarios interpretados por Carlos Marx que los convocó a unirse para combatir a ese enemigo común –el sistema capitalista- para liberarse y liberar de esa manera a toda la sociedad de esa explotación. El mundo de hoy es un sistema cada vez más interrelacionado y complejo en el cual el poder económico concentrado monopoliza la producción, las finanzas y a través de controlar el contenido de las comunicaciones, ese instrumento de influencia masiva, ha logrado profundizar y globalizar su dominio y su poder.
La experiencia histórica muestra que el dominio de un grupo pequeño de seres humanos sobre las grandes mayorías –por más poder concentrado e influencia que tenga- siempre tiene un límite.
Durante el siglo pasado, las ideas de cambio de los movimientos socialistas incorporaron a la política -o sea al lugar de las decisiones- a actores marginados hasta ese momento. Como consecuencia, el poder económico tuvo que retroceder y grandes porciones de la sociedad alcanzaron mejores calidades de vida. Hoy hay un gran retroceso y como respuesta aparecen los movimientos de indignados en todo el mundo contra la terrible desigualdad y nuevamente se abre una puerta a la esperanza. Los indignados, tomen el nombre que tomen, son cada vez más.
Transcurrieron 168 años del Manifiesto de Carlos Marx en el mundo y 120 años de socialismo en Argentina. Esas luchas de los marginados de entonces y las ideas que surgieron de las mismas -interpretadas por Carlos Marx en el mundo y por Juan B. Justo en Argentina- seguramente deben ser actualizadas y adecuadas al mundo de hoy.
Hoy como ayer, el socialismo tiene la obligación histórica de aportar al cambio profundo de este sistema. De lo contrario serán otras las fuerzas políticas que interpreten esta necesidad de nuestro pueblo de transitar hacia mayores niveles de igualdad con justicia y participación.
Juan José Tealdi.
Presidente Partido Socialista de Río Negro.-
Desde Cambia Río Negro repudiamos un nuevo intento de la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner de avasallar la institucionalidad del país al desobedecer un fallo de la Corte Suprema de Justicia.
Los fallos de la Corte Suprema deben ser acatados, en tanto se trata de la instancia máxima del Poder Judicial de la Nación. Todo lo contrario a lo que creen el kirchnerismo y sus socios que a la desobediencia de un poder del Estado a otro suman una maniobra fraudulenta que cambia las reglas del juego para el beneficio de una persona o un sector político, perjudicando la
República y la división de poderes.
En un nuevo acto de kirchnerismo explícito, el Senador Alberto Weretilneck convalidó con su presencia, con su voto y hasta con un discurso justificatorio de la desobediencia a la Justicia, las maniobras fraudulentas de Cristina Fernandez. Son socios en la trampa y también en el fracaso de la gestión del país.
Este no es más que un nuevo capítulo en la historia del cambio en las reglas de juego que propone el kirchnerismo a nivel nacional, y convalida Weretilneck en el Senado. Al voto en favor de Doñate como Consejero del Consejo de la Magistratura, se le suman la presentación del proyecto para suspender las PASO por parte del Diputado Di Giacomo o la reciente reforma electoral provincial, propiciada también por JSRN.
Para los rionegrinos no hay nada mejor que dirigentes honestos pero sobre todo comprometidos con la institucionalidad, la república y la división de poderes.
Tenemos que decir basta a estas prácticas que buscan someter las instituciones para intentar sacar una ventaja personal o política.
Cambia Río Negro.
Opinión
Nuestro país y nuestra provincia no necesitan más impuestos
Nota de opinión por Aníbal Tortoriello,
Diputado Nacional de Juntos por el Cambio por Río Negro.
Nuevamente el Gobierno Nacional insiste en ahogar a los productores, empresarios y emprendedores con impuestos y medidas que no generan crecimiento ni desarrollo.
Nuestro país no necesita más impuestos, ni prorrogar muchos de los impuestos temporarios o de emergencia, como planteó el oficialismo, sino que se requiere de generar un marco fiscal y regulatorio que aliente la producción y por tanto, genere nuevos puestos de trabajo genuino.
En la sesión del Congreso de la Nación ayer voté de manera negativa al nuevo consenso fiscal para crear más presión tributaria con la prórroga de Ganancias, Bienes Personales, a los Créditos y Débitos en Cuentas Bancarias (conocido como impuesto al cheque), el Monotributo, asignaciones específicas en el IVA, el adicional de emergencia sobre la venta de cigarrillos y el Fondo para la Educación y de Promoción Cooperativa.
Lamentablemente los otros diputados rionegrinos acompañaron la medida que afecta a la población que produce, arriesga e invierte. Sería importante que los diputados puedan explicar a los votantes por qué razón están acompañando la suba y creación de impuestos.
Este es uno de los principales temas que me plantean comerciantes, empresario y emprendedores en todas las ciudades de Río Negro. La semana pasada estuve en Bariloche donde los comerciantes manifestaron la necesidad de bajar la presión tributaria que no les permite crecer y evita la creación de nuevos empleos.
No vamos a acompañar la creación de más impuestos a los que producen. Para crecer tenemos que reducir la reducir la burocracia, bajar el gasto público. disminuir la presión tributaria y a poner estímulos para quienes generen trabajo.
Aníbal Tortoriello
Diputado Nacional de Juntos por el Cambio por Río Negro.
Gremios
Ante las desacertadas declaraciones de Buteler
Nota de opinión por Héctor Roncallo, jubilado docente y ex Secretario General de UnTER.
Los estudiantxs de Río Negro, los ciudadanos de la Provincia no pueden ser rehenes de las internas de Gobierno al mejor estilo de querer demostrar quien juega mejor en esto de apretar a los docentes y a su organización gremial. El Ministro de Gobierno tiene la clara intención de provocar a los docentes y azuzar la interna sindical o es alguien que no sabe de legislación del trabajo ya que el dictado de la conciliación Obligatoria es para las dos partes, el Gremio y el Gobierno. Esto quiere decir que la conciliación obliga por una parte al gremio, en cesar las medidas, pero también al Gobierno en retrotraer cualquier medida que dio origen a la acción sindical. De no ser así, este señor, que dice ser Ministro de Gobierno, poco ha leído de legislación Laboral o sólo le interesa actuar desde los medios apretando y actuando al mejor estilo patoteril, en lugar de sentir y decir en sus manifiestos que como Gobierno van a trabajar en las mejores respuestas para garantizar las necesidades de trabajadores y de estudiantes, para sí honrar la Educación Pública que intenta hacer aparecer como que ES el único que la defiende, este señor venido a Ministro de Gobierno.
Son muchos años de atropello, de agachadas y de poca inversión (de la real en salarios y en el funcionamiento acorde del sistema educativo), por eso existen las reacciones naturales y lógicas ante las injusticias y por la desidia manifiesta de no profundizar la preocupación de fondo para el sistema educativo que dicen defender como Gobierno.
Como me gustaría alguna vez que los ministros y gobernantes reconocieran los errores de sus políticas y que en la realidad no se está haciendo todo lo que debiera hacerse para que la educación en su conjunto contara con los elementos acordes a las necesidades actuales de un mundo diferente, diverso, de escuelas que cada vez más necesitan presupuestos, instrumentos, edificios, tecnología, conectividad real, alimentos para hablar seriamente de comedores escolares y de apoyo a las necesidades de alimentación saludable, además de salarios dignos y de condiciones dignas de trabajo para estudiantes y docentes. Además de todo esto conocer la legislación educativa a fondo para no tener que escuchar aberraciones, apretadas y desconocimiento total del concepto “derecho a la educación” que dice exigir Buteler.
Sr. Ministro, basta de querer aparecer como el ordenador y la autoridad, no le queda bien esa pedagogía en la política, el autoritarismo no va con la educación, mucho menos con la política real y con mayúscula. Es su obligación velar para resolver los problemas no para insultar a los Trabajadores y Trabajadoras de la Educación que siempre se preocupan para que el sistema funciones a pesar del abandono de Gobierno.
Héctor Roncallo
Jubilado Docente – Ex Secretario General de UnTER.